Ven, ven aquí. Discúlpame. Yo también. Sí, toca mis heridas. Aquí, de rosa carne queloide, intactas, quedan todas las cicatrices. No, no me avergüenzo, llevo a gala los recuerdos que nos hicieron llegar donde estamos…aunque no quiera detenerme demasiado en ellos, la vida es lucha constante, pasajera, siempre adelante, siempre…
Perdóname que no sepa hoy acunarte, torpemente, mi cansancio tropieza con el tuyo, dolores hermanos, las palabras no bastan…pero te entiendo, créeme que te entiendo, mejor de lo que imaginas, mejor que nadie, mejor que tú…
Y sé que volverás a volar, bien alto, bien lejos…y yo te contemplaré surcando el cielo, como antes, como siempre…